TRADICIONES
ACEITES DE CABRA
Desde hace más de dos mil años, el olivo y el aceite han sido los ejes fundamentales de la vida y la economía de Cabra.
Haciendo un breve paseo por nuestro pasado, habría de destacar algunos hitos históricos.
Muchas son las citas desde época romana que hacen referencia a este cultivo en nuestra comarca, como es el caso de
“Cornelius, habitante de estas tierras, que al conocer el decreto imperial dictado por Cesar, el cual obligaba a la Baetica a aumentar la producción de aceite para abastecer la demanda creciente de la Metrópoli, Cornelius tras mucho cavilar, recordó aquella rama de olivo que hacía tiempo había plantado en un roquedo, se la dio es su día, un comerciante de lienzos, que acudía a visitarle todos los años en su ruta desde Saguntum (actual Sagunto). El olivo era diferente al resto, no era tan vecero y sus raíces se anclaban en los agrestes terrenos que otros olivos no habían podido conquistar. Cornelius, decidió podar varias estacas y plantarlas en su finca, la cual se encontraba situada a unas 14 millas al sur de Igabrum (actual Cabra), estas prosperaron y al cabo de los años, su nueva plantación consiguió llenar las ánforas con el aceite que le exigían desde Roma.”
En época musulmana, cuando Cabra se convierte en capital de la Cora ya destacaba y resaltaba la importante producción de aceite de oliva que se obtenían en estos parajes.
Del siglo XVIII nos llegan noticias escritas del Molino del Duque, las cuales nos dan una idea de la importancia de este, ya que contaba con 18 prensas de Viga.
En el siglo XIX hay censados en Cabra 59 molinos de aceite, según nos cuentan los profesores Casas Sánchez y Calvo Poyato en su libro “Cabra en el S. XIX”.
“En los días 16 y 17 de los corrientes, se llevaron a efecto en la hermosa finca “el Corneta”, propiedad de nuestro distinguido amigo D. José Martín Belda y Méndez de San Julián, las pruebas de una nueva máquina para la extracción de aceite de oliva por centrifugación, sin necesidad de usar capachos. Aludidas pruebas dieron un maravilloso resultado, y fueron presenciadas, invitados al efecto, por fabricantes de aceite de Sevilla, Córdoba, Granada, Castro del Río, Monturque, Cabra y otras poblaciones. Se debe el nuevo invento, siguiendo estudios instructivos del fallecido Marqués de Cabra, a los Sres. Don José María Belda y Méndez de san Julián y don Florentino Ortiz García, ingeniero, ayudados por el ingeniero suizo señor Luthi. Por carecer de momento de más detalles, en otro número daremos a conocer las características y funcionamiento de esta máquina.”